La hazaña de Croacia al quedar tercera en la Copa del Mundo de 1998 en Francia fue asombrosa. Una nación apenas establecida se enfrentó y venció a las potencias mundiales, quedándose a un paso de levantar el trofeo. Pero esto es mucho más que la historia de un equipo de fútbol con talento: es la historia de una nación que emerge de los escombros de la guerra de los Balcanes y de la desintegración de Yugoslavia para erigirse con orgullo como país independiente en el escenario más grande del fútbol.

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